Espacio para contonearse
Zac respiró hondo antes de introducirse en el estrecho conducto de ventilación. Se retorció con cuidado, intentando no hacer ruido. El aire estaba mohoso y resultaba incómodo, pero su deseo de ayudar a Lola le hizo seguir adelante. “Ya casi hemos llegado”, dijo en voz baja, avanzando hasta que notó que la luz brillaba a través de otra abertura más adelante.

Espacio para contonearse
Un apretón
El conducto de ventilación estaba más apretado de lo que Zac había esperado, y le preocupaba quedarse atascado. Haciendo caso omiso de sus recelos, empujó su cuerpo hacia el interior, retorciéndose hasta que sus hombros quedaron prácticamente atascados en la abertura. “Tengo que seguir moviéndome”, se dijo a sí mismo, centímetro a centímetro, hasta que por fin pudo liberarse. Se desplomó en el suelo, ansioso por llegar al recinto de Lola.

Un apretón